martes, 11 de noviembre de 2008

CASCARONES DE CIELO


Cuento


Por Cristhian Mauricio Burgos Torres


Gente que camina en múltiples direcciones. Lluvia copiosa. Ausencia de sentido, de ser, de estar. De niño soñaba con ser fotógrafo, ahora que lo es desearía ver su cámara estallar en pedazos. Es más de medio día y el dinero recolectado por las fotos retratadas, a su parecer, dignas de ser publicadas en una revista europea, si a caso le alcanza para un par de cigarrillos y frituras.

En casa, el bebé lame sus manitas y sonríe a carcajadas. Nathaly prepara café y mira como si estuviera postrada sobre una hoja de papel en pleno vuelo. Tras una tarde de perros, se acerca el que podría ser el primer cliente. “Oiga, quiero una foto con este atardecer mandarina. Es para mi novia. Terminé con ella hace unos meses. Extraño el sexo blando. Además, adora los colores incandescentes”.

El bebé duerme en posición de feto, quizás extraña la calidez de aquella piscina amniótica. Nathaly tiene los labios resecos. Cuando bese de nuevo al fotógrafo piensa saciar la sed que hace estremecer su cuerpo. Admite que estar con un soldadito que juega a la guerra ha sido uno de sus peores disparates.

Tocan la puerta. No hay prisa. El tiempo es cosa del pasado. Nathaly abre. Silencio anómalo. “Hola mi amorcito”. Hombre con traje militar y piel arrugada. “Mira la cámara que te compré. Trae también mi fotografía con el fondo de un cielo color mandarina”.

De vuelta a casa. Calles empedradas. Oficio hostil. Lágrimas de languidez recorren la cara del Fotógrafo. Prefiere el fusil.

Por Cristhian Mauricio Burgos Torres.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

mande para el concurso de cuento, carajo

Anónimo dijo...

Felicitaciones me encanto, como siempre todo lo que escribe es excelente… vera que todo lo que le espera son éxitos…

Anónimo dijo...

me pareceio super interesantee esta muy bnoo!!felicidades!!

Anónimo dijo...

bien bien se nota que no es escrito por un "novato"